lunes, 5 de marzo de 2018

La lupa rota

De un tiempo a esta parte comencé a perder unas prácticas y costumbres para ganar otras diferentes. Las cosas cambian y evolucionan, a veces a mejor, a veces a peor. Y como la vida da vueltas y vueltas, ahora de nuevo intento retomar esas costumbres olvidadas que, cosas de la vida, tocaban el campo de lo creativo, como hacer fotos o escribir... pero me veo sentado delante de la pantalla y del teclado y mis dedos sencillamente no fluyen. Es como el tractor que ha estado en un rincón del cobertizo que se dejó el abuelo aparcado antes de fallecer y nadie más usó. Abandonado, polvoriento y oxidado. Y entonces decides arrancarlo. Pero no funciona, necesita una puesta a punto. Engrasar, limpiar, mover... Cuesta arrancar la maquinaria, volverla útil.

Así me siento. Me cuesta escribir, desarrollar una idea y lo peor, sacar a relucir un sarcasmo desahogador y curativo. 

Hace unos años preparé otro blog (además de este), compré un dominio de Internet y me curré un diseño web para publicar bajo dos seudónimos un relato por capítulos. La propuesta era mezclar mis pensamientos y cavilaciones con un relato de ficción. Su título fue "La lupa Rota". (por un tiempo, el dominio, www.laluparota.com fue mio). La intención era buena, pero la falta de motivación y diversas circunstancias hicieron que se quedara ahí, como si fuera parte del tractor. Así que creo que estaría bien aprovechar lo poquito que hice y obligarme a tener esto atendido y seguir el hilo donde lo dejé. 

La lupa rota trata sobre dos compañeros de piso. Uno, Len Colin, sensato y tranquilo y el otro, Germán, un poco locaza y dicharachero que ven rota su rutina cuando este último se encuentra en la basura a un pingüino y deciden adoptarlo de mascota.

Un amigo me preparó un boceto del diseño de personajes. Los dos compañeros de piso aparecen "apingüinizados" aún siendo humanos, pero era una forma de reflejar cómo sus vidas iban a cambiar a raíz de la adopción.

Así que en breve comenzaré a publicar y a forzarme y violarme a mi mismo para escribir y  ver si la mala baba y las musas me perdonan y deciden visitarme de vez en cuando. Todo es empezar.

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