miércoles, 25 de febrero de 2015

Lo que hay que ODIAR

(IN)Cumpliendo mis propósitos de año nuevo, preparo nuevo artí-culo, que aunque parezca que me pongo serio, NO.

Voy a escribir sobre la odiosa moda de odiar algo.

Y es que la sociedad nos impone casi todo en la vida, cómo vestir, cómo actuar, lo que nos gusta y también lo que odiamos (no confundir con el “No gustar”). Las redes sociales ayudan a magnificarlo todo, muy estilo “Gran Hermano". Si alguien con un mínimo de relevancia (no hace falta que seas importante, basta con tener un buen número de seguidores en cualquier red social) dice “Mu”, creará una corriente de opinión que ríete tú (Atención: momento friki) del Río Bruinen arollando a los Nazgul

En un intento por aportar un granito de arenilia para sellar la paz social en el mundo, me dispongo a hacer una pequeña lista de esos ODIOS que la sociedad nos obliga a sentir pero que si te paras a pensar te preguntas si realmente es para tanto.


Empiezo con el decadente cantante Justin Bieber.  La pasión de odio que ha despertado este "artrista" ha destapado todo tipo de prejuicios por parte de las personas humanas y su sensibilidad, parafraseando a Carmina. Este chico no ha sido más que otro de tantos ídolos de jóvenas prepuber, como lo fueron Tom Cruise, Leif Garret, Alejandro Sanz o Take That por poner sólo unos ejemplos (no estaría mal hacer otra lista de grandes mojabragas).
Nada nuevo ni nada diferente al resto, pero la sociedad ha cargado con él por tener éxito en la era de las redes sociales. Se le ha querido ridiculizar diciendo que parecía una "niña" (Oh, qué crueldad, con lo malo que es ser niña), que tiene pocos músculos (a la hoguera con los que no marcamos tableta de chocolate) o hasta que no llena el paquete (¡Debe morir YA!). Machismo, transfobia, gilipollez, amplio ha sido el abanico de insultos.

Uno de los primeros fenómenos sociales interneteros fue el evento “Star Wars Episodio I” allá por el 99, cuando se estrenó en cines. El grabar películas dentro de un cine usando una cámara de vídeo y compartirlas por foros del ciberespacio casi comenzó con el film de George Lucas cuando la tarifa plana era aún algo minoritario. De allí también apareció un gran ODIO impuesto por moda.
¿Por qué esa manía visceral al personaje de Jar Jar Binks? Un personaje cómico sin más, quizás muy infantil, pero no justifica en absoluto la campaña dehtructorah que se montó en contra de su persona. No eras un verdadero fan de la saga galáctica si no pedías la muerte del personaje. Incluso Lucas se vio presionado a reducir la presencia de tal magno gungan en las otras dos películas.
Nunca sabremos cómo hubiera sido la historia con Jar Jar ¿Se habría tirado Anakin por su voluntad al fuego del volcán con tal de no aguantarle más? ¿Habría sido el niñero oficial de Leia? Preguntas que jamás podrán ser contestadas.


Hubo un momento en la historia reciente en que alguien decidió que el tipo de letra Comic Sans no sólo no le gustaba si no que era una mierda y una infamia usarla. Lo expresó donde fuera y ahora una gran masa enfurecida piensa igual, desde diseñadores hasta informáticos. Hay incluso estudios que intentan demostrar lo mala que es esta fuente. Y de nuevo me hago las dos preguntas básicas de este artículo: "Whaaaat?" y luego "Why?".
Analizándolo tranquilamente es una fuente sin más, de estilo infantil, como tantas y tantas otras que hay. Está incluida en Windows desde antes que naciera el Bieber y era la fuente más desenfadada que incluía el S.O. Quizás pasó lo mismo que a Jar Jar, sin razón de peso se convierte en algo odiado y la animadversión hacia esta fuente ya es imparable.


Un hecho curioso en el mundo del séptimo arte es que si una película se convierte en film de culto o mito, es intocable y los fans pasan a ser amos y señores de ese producto. La última (y desafortunada) película de Indiana Jones incluyó a unos extraterrestres que fueron más criticados que otros elementos terribles que contenía la cinta, como esa iluminación tan artificial o las escenas a lo Tarzán de la jungla. Alguien pensó que eso de unos bichos verdes era una tontería y no pegaba con el serio Jones que ha lidiado con arcas mitológicas que encierran poderes místicos, con señores que introducen su mano en un pecho y sacan el corazón sin que caiga ni una gota de sangre ni provocar una herida, con caballeros templarios de centenas de años que te de dan la inmortalidad... pero ¿marcianos? ¡Hombre, por favor! ¡Eso no se lo cree nadie!
Los que semos más fans de verdá ya conocemos la experiencia que tiene el Dr. Jones con los extraterrestres gracias a "Indiana Jones and the fate of Atlantis", una maravilla de aventura gráfica que debieron adaptar a la gran pantalla cuando tuvieron la oportunidad. A mi juicio, mejor que alguna de sus películas clásicas.


La última moda de ODIAR algo es la de los palos selfies. El regalo estrella de estas Navidades, pero que existen al menos desde que se popularizaron las cámaras GoPro. De nuevo el mismo caso que con Justino Bieber, un producto se vuelve mainstream e ipso facto hay que odiarlo y llamar tontos a los que lo usan.
Pero es algo verdaderamente útil y gracias a él se han hecho fotos impresionantes que de otro modo hubiera sido imposible. Si no quieres ser un inadaptado social, insulta a la gente que veas usarlos por la calle, no te olvides de ridiculizarlos y amárgate por ver gente feliz autofotografiándose en modo onanista.


No existe confirmación de porqué existe la moda de odiar algo sin criterio alguno. ¿Envidias? Tal vez, amigos. ¿Aversión a lo mainstream? Muy posible. Aunque después de todo, que todos odien algo, hace que odiarlo se vuelva mainstream y entonces los hipster odiantes se vuelven en contra de sus ideales e implosionan. Ojalá... pero no.

Es lo que tienen las modas, capaces de encumbrar grandes basuras como obras de arte, y condenar a buenas ideas al ostracismo.
Todos hemos caído en el odio social en algún momento de nuestras vidas, nunca es tarde para superarlo. ¡Tú puedes!