miércoles, 2 de mayo de 2018

Habemus nominis


¡Llegó mi turno! Aquí Germán, el compi de piso de Len.
Estoy tan emocionado con el nuevo habitante de la casa que hasta puedo escuchar a Mercedes Milá anunciándolo en las promos de Telecinco como si de Gran Hermano se tratara.
A Mister Colin no le veo tan alegre. Es más comedido, pero en el fondo sé que está igual de contento.
Yo creo que fue iluminación de Santa Madonna de la Isla Bonita. Al menos yo no conozco a nadie que se haya encontrado una especie protegida en un contenedor, como si de un perro mil leches se tratara. ¿Qué es ilegal y un piso no es su hábitat natural? ¡Bah! Minucias. La Rowling no tiene ni zorra idea de literatura ni de escritura y es la mujer más rica del mundo por vender libros. ¡Minucias!
Después de un par de semanas decidimos por fin bautizarle. La búsqueda del nombre derivó en un debate sobre la corrección política tan venenosa y perjudicial que tenemos hoy en día.

En primer lugar he de decir que me siento fatal por la rotura de la Lupa. Len nunca me ha dicho nada, pero sé que le tenía mucho aprecio por ella. Así que intenté buscar un nombre que le rindiera homenaje.
Pensando pensando surgió el tema. Nuestro pingüinillo ¿es macho o hembra? Un amigo mío veterinario nos explicó que eso se ve comparando a los sujetos, si uno es más grande que el otro. Algo que nosotros no podemos hacer. Así que decidimos ponerle un nombre unisex.
La cosa derivó a la nueva, errónea y perjudicial manera de intentar feminizar nombres y adjetivos masculinos, inventando nuevos términos, que curiosamente, no se hace al contrario, o de neutralizarlos usando la @ o la x. De tan ridículo que es el tema, hasta me divierte. Es pa mearse vivo escuchando palabros como “miembra”, “presidenta” o “jóvena”, por no decir de usar el “nosotr@s/nosotrxs”.  ¡Jajaja! No puedo con la vida.

Mi queridísimo compi me dice que está de acuerdo conmigo (cosa rara) y no entiende por qué un Policía no debería ser Policío, o un juristo o un taxisto o un deportisto. El tema se pone serio de tanto en cuanto la gente que quiere un cambio en el lenguaje por considerarlo discriminatorio se escuda en el feminismo, manchando las aspiraciones reales feministas y buscando una supremacía sexual de un sexo frente al otro. O peor, cuando los medios de comunicación comienzan también a usar esos términos (ahora “presidenta” nos parece algo normal, cuando realmente “presidente” es una palabra neutra que se debe usar para ambos sexos).

En fin, la verdad, este tema me da tardes de risas con las mariflowers (mis amigüis del ambiente, en otra ocasión hablaré de ellos).

A lo que iba ¡que me desvió más de lo que estoy! El nombre. A mí siempre me ha gustado Guadalupe. Es así como muy de rancherita mexicana, con sus faldas al viento y  las trencitas. De pequeño jugaba con las amigas a cómo llamaríamos a nuestros hijos y yo lo tenía claro. Como a mis treinta pasados ya no me veo teniendo hijos (aunque nunca se sabe) haré uso de ese comodín. Viendo que el nombre es muy femenino y el pingu es indeterminado, lo reduje a Lupe, que queda muy nueva moda dialectal neutra y además suena a Lupa (a su vez, palabra femenina que debe ser erradicada porque discrimina a un sexo) y es un perfecto homenaje a la que se rompió.

De este modo quedó bautizade nuestrx queridx pingüine. ¡Qué ilu! Ya podemos gritarle cada vez que hace una de esas cacas tan raras… El próximo reto es enseñarle a dar la manita y a que traiga el periódico ¡siempre deseé un perrito que me lo trajera a la cama un domingo por la mañana!

Por cierto que he encontrado en el Mercadona unas pinturas para el pelo estupendas. En los carnavales mi pingüino será una increíble Sailor Moon, ya veréis.

Presiento que este bichillo va a ser más feliz que Jorge Javier Vázquez en el vestuario del Real Madrid. ^_^