jueves, 28 de marzo de 2024

No hay manera de dormir.


Hay veces que los mensajes y frases motivadoras vuelan cuales cuchillos en una sesión de control parlamentaria pero los esquivas como hizo Neo con las balas en Matrix o sencillamente te golpean sin que lo notes hasta que alguno te da en toda la rabadilla y no puedes dejar de pensar en ello. Normalmente pasa cuando ese mensaje lo ves repetidas veces.

Pero hablar es fácil. Soltar una frase directa que resuma una esencia lo puede hacer cualquiera. El meollo del tema es cómo ponerlo en práctica, cómo desenrollar la madeja.

"Hoy no sabía qué ponerme y me puse una sonrisa". Que levante la mano a quien no le nacen ganas de pegar puñetazos al oír/leer estas cosas. Dísela a un niño de Gaza y verás tú dónde acaba la puñ***** frasecilla de los coj****.

Aún y así, cuando una de esas frases te llega por un lado y otro al final caes y piensas si no pasará algo contigo. Te convencen a base de repeticiones.

Y es que me ha llegado desde varios flancos el tema de valorarse a uno mismo, quererse, potenciar el amor propio. Muy bien, mensaje captado y dando vueltas en la lavadora con forma de cerebro. Pero, ¿Cómo coño se hace eso?

 Quiero decir, está muy bien la intención, ¿Sirve mirarse al espejo y decirse "Aupa tú"?

He probado a ponerme las sabias palabras de El Cordobés como despertador (Para más señas, son estas de aquí) y creo que no surten efecto.

¿Y cómo se sabe si te pasas de la rosca y acabas por valorarte demasiado? El que la gente no se ría de tus chistes a lo mejor es porque no son tan buenos y reírse de la nariz del de al lado es de mal gusto. Sobretodo si es el cantante de Ketama o alguien que esnifa coca los sábados por la mañana.

¿Y cual es el objetivo real? Si te valoras lo suficiente, ¿dejarás de sentirte mal si alguien que te importa te dice que hay algo en ti que no le gusta? O si alguien te dice que no está interesado en ti, ¿te resbalará cual mantequilla en una sartén porque ya te tienes a ti mismo?

Esta noche de ojos abiertos, revisando el móvil, miraba las notificaciones de San Google que lo sabe todo de nosotros y amado sea, y me he entretenido revisando los recuerdos que te propone. Hoy, hace 14 años lo estabas pasando de puta madre con tus amigos viajando por Italia. Hoy, hace 5 años, estabas feliz de excursión por la montaña. Hoy, hace 7 años, te estabas comiendo un poll gofre con nata y chocolate.

Me paré en el recuerdo de la última gran celebración de cumpleaños que hice, pre-pandemia. La tuve que hacer en dos tandas, una para la familia y otra para amigos. Mientras que los amigos estuvieron acompañándome todo un caluroso día de febrero, la familia me preparó un álbum cargado de recuerdos y dedicatorias.

En ese momento pensé que quizás no es cuestión de valorarme más a mi mismo. Que no debe ser un ejercicio de narcisismo. Quizás sea cuestión de que lo que hay que valorar y querer es a los que te valoran.

Pero sobretodo lo que necesito es mandar a cagar las frases motivadoras y ponerme a dormir.