miércoles, 4 de diciembre de 2013

El fiinaaal del verano (en realidad aquí empieza ahorita).



Último relato de lo acontecido en este pequeño viaje por la américas. Y es que después del bombazo del Machu Picchu faltaba la guinda. Sobrevolar las líneas de Nazca.
La jornada del día después amaneció con una reanimación cardio-pulmonar después de subir a la “montaña vieja”. Mi guía personal del día me llevó a dar un paseo andando por el pueblo de la bandera del arco iris, Cusco (no confundir con la bandera LGTB (bandera Gay de toda la vida, pero ahora si la llamas así ofendes a algún pedante)). Aún recuerdo las palabras de mi guía cuando le pregunté por esa bandera y me dijo riendo que los Incas no eran gays. (Qué láaaaaastima). El paseo incluía relatos de su historia, visitas a los restos incas y los destrozos de los mie***s católicos, visitas por museos y catedrales. Y es que desde la plaza de armas (plaza central del pueblo) a simple vista se ven hasta 7 grandes iglesias. (Toma ya). El mercado fue llamativo. Vaya pedazo de zanahorias, papayas y calabazas peruanas que tienen aquí. Miles de variedades de patatas y de choclos. Cusco está viva. Hay gente por todos lados y a todas horas. Es pobre pero alegre, es tradición pero moderna.



Le pregunto al guía que si existe algún sentimiento anti-español. Él me dice que hay de todo. Que la gente que lo tiene es por pura ignorancia, ya que todas las conquistas a lo largo de la historia han sido similares. Claro que no me lo creo mucho, me dio la sensación que usó su parte racional y evitó darme su opinión subjetiva por no ofender.
Este no es el caso, pero parece mentira que aún haya gente que más de 500 años después, aún no ha superado y culpa a los españoles actuales de una conquista. Efectivamente, en la historia de la humanidad todas las conquistas han sido violentas, desde las romanas, hasta la de Jaime I de Aragón. Esa misma gente obvia el hecho de que varias civilizaciones apoyaron a los españoles al ser enemigos de los Incas (Oh! Si, los pobres y masacrados incas también conquistaban, arrasaban y mataban a otras civilizaciones!). El oro y la plata no tenía valor alguno para los indígenas, ya que no comerciaban con ellos. Pero nos siguen culpando como si algún español tuviera aún familia viva que acometiera la conquista. Qué mala fue que les devastó, pero no se quejan cuando les conviene. Sudamérica es de las regiones más católicas y creyentes. Y esa imposición monoteísta española no parece molestarles en absoluto. Tampoco les molesta que si no llega a ser por esas conquistas aún seguirían con un retraso social y tecnológico de casi 5000 años respecto al resto del mundo, sin móviles, coches, casas y matándose a palos. Y menos aún, no piensan que tras la llegada de los británicos a la parte norte del continente ellos sí devastaron prácticamente a todos los indígenas, retratándoles como personas malas y humillándoles aún a día de hoy a vivir en pequeñas reservas.

(K'agusto m'he quedao).



De todos modos, las gentes con las que he tratado se han portado muy bien, han sido atentas, educadas y muy respetuosas. Esta gente sí sabe lo que es trabajar para el turismo. Ya les podrían dar una lección a mis compatriotas.

Al día siguiente me levanto temprano para coger un avión de vuelta a la ciudad de Kiko Ledgard (semilla del Un, Dos, Tres) y de aquí a coger un autobús para ir a Nazca. Un día completo viajando. Durante el trayecto pegado a la costa peruana todo son grandes dunas y desierto que ya quisiera el Arenal o Magalluf para sí. A Bauzà se le pondrían los ojos como platos construyendo cientos, miles de megahoteles y llenándose los bolsillos.



Mi guía para la población de Nazca vuelve a ser uno de esos peculiares personajes que me he encontrado a lo largo del viaje. Un señor (muy) mayor y muy cachondo igualito que el señor de la peli UP! Pero en delgado. Decía que había estado en Sevilla y que de allí aprendió a no parar de soltar tacos (lo corroboro). Conduciendo también es la leche. Al día siguiente me llevó al aeropuerto y por la zona todos le conocen y le saludan.
Me subo a la avioneta donde soy (de nuevo) el único español. Todo mi grupo son japoneses más emocionados que Rajoy en una sauna gay. No paran de hacerse fotos y reír a carcajada limpia (Algo que cambió radicalmente al empezar el vuelo...) La avioneta nos lleva a dar vueltas por la impresionante pampa donde están los geoglifos de Nazca. Las misteriosas líneas, poliedros, figuras son tan indescriptibles como su función real. Ballenas, monos, perros, hasta personas. Todo cruzado por largas y rectas lineas. Una maravilla de la UNESCO que (atención, otro gran tirón de orejas) el país no tiene ni idea de cómo conservar. Ya en su día construyeron una carretera que cruza sin miramientos este lugar. Cierto es que aún no se había descubierto las líneas y no tienen culpa, pero se destrozaron sin querer varias figuras y los camiones de gran tonelaje no dudan en pisar si necesitan salir de la carretera hoy en día (aquí son así... se salen por la tangente felizmente). Pero el atentado contra la cultura no acaba ahí. Una empresa de extracción se dedica a entrar con grandes camiones y ya han destrozado otras figuras (leer aquí). En fin... que no aprendemos ni avanzamos.

El paseo en avioneta es sumamente mareante. Los japos (como contaba) ya estaban más en silencio que en un funeral. Después fue cuando me enteré que los accidentes mortales de aviación son bastante comunes... aunque es verdad que en la agencia me pusieron en la compañía con la avioneta más moderna y nueva que había (de sólo 6 meses). Simplemente es mirar bien la compañía aérea.

Este fue el fin de mi viaje. Escribo esto montado de nuevo en el bus camino a Lima y mañana temprano a la madre patria. Echaré de menos las botellas de coca-cola de 3 litros, Las Inka-cola, las canciones folklóricas donde soltar gallos es lo correcto, los nombres de locales (no pude sacarle foto, aquí está prohibido guardar la cámara, pero doy fe que existe el “Bar Chelona” con una foto de una tía pechugona con la camiseta del Barça), la publicidad con modelos europeos dirigidas a la población mestiza, los programas de televisión donde las presentadoras son modelos blancas y el público parece sacado de un suburbio pobre de ciudad, las Chifas (mezcla de restaurante chino y peruano), los nombres extraños, los pueblos detenidos en el tiempo, las grandes alturas, los volcanes, la coca... tanta cosas...

El viaje de vuelta siempre es lo peor de todo. Se hará largo y duro. Perú es otro de esos destinos que vale la pena visitar y descubrir sin pensarlo dos veces.

Me despido con este villancico de la región de Chachapoyas. Repito... CHACHAPOYAS. (¿Cómo no se va a echar de menos estas cosas!!?)


lunes, 2 de diciembre de 2013

Cual Marco llegando al Inca de los Andes.



Después de un día de relax paseando por el pueblo tan Pantoja de Cusco (¡Con S! Que con Z significa “perro pequeño”) me recogen para recorrer el llamado “Valle sagrado de los Incas”. Dentro de la camioneta, además del conductor y de la guía me acompañan dos turistas españoles. Una extraña pareja conformada por una chica con más martillo que lo Chelo García Cortés y lo Rita Barberà juntas y su novio/arrejuntado/amigo-mariliendro/montaje que hablaba a un volumen de difícil audición y tenía el extraño tic de repetir las últimas dos sílabas de cada palabra importante que decía la guía.

Nuestro paseo nos llevó por el pueblo de Chinchero donde unas mujeres nos mostraron el trabajo de trasquilado del ganado, limpieza de la lana con jabón sacado de una raíz, su hilado para dejarlo listo para teñirlo y su posterior tejido. Muy interesante (sin ironías). De allí subimos a la iglesia del pueblo, rodeada de restos arqueológicos incas, pero parece ser que a la santa sede no le da la gana permitir que los desentierren (¿alguien más piensa que ya es hora de que matemos a todos los integrantes de la iglesia y nos deshagamos de ellos de una vez por todas?). Dentro de la iglesia me fijé que la guía no se quitó su gorra y que el guarda de la iglesia llevaba un pipo puesto. Mi recuerdo del italiano volvió a florecer y les conté el incidente internacional con el señor ultracatólico de los coj**** (qué rabioso soy). Evidentemente me dieron la razón, porque si no, estaría ahora mismo en prisión por agredir a un grupo de turistas españoles y a su guía.

Nos llevaron a visitar Moray, un posible lugar de experimentación agrícola Inca (desde que la humanidad es humana se hacen cultivos transgénicos, pero no existían pseudohippys ignorantes quejándose de ello), unas impresionantes minas de sal en Maras y el poblado de Ollantaytambo, un buen pre-machu picchu. Durante la comida, le pregunté a la guía qué tan famosa era Wendy Sulca, y ella al menos la conocía y se sabía canciones, así como la Tigresa de Oriente y Delfín hasta el fín. Luego seguimos hablando de Carlos Lozano, aquel horrendo y homófobo presentador de los primeros Operación Triunfo. Parece ser que está trabajando el tele de aquí. La guía también me habló de un supuesto enfrentamiento en directo entre la presentadora con peor reputación y más odiada del Perú y el programa Sálvame. Vamos... lo mejor de cada lado.

Allí me despedí del grupo y me subí a un bonito tren en dirección a Aguas Calientes, la base para subir al Machu Picchu. El tren cruzaba por un desfiladero, al lado del río Urubamba rodeado de grandes montañas y una vegetación cada vez más exuberante. La emoción iba in crescendo a medida que nos aproximábamos al destino. Una vez en Aguas Calientes o Machu Picchu (Si, le han cambiado el nombre al pueblo) me dan habitación con vistas directas al río. Vistas y oídas. Aquello parece como si todo un bloque se hubiera dejado la bañera con el grifo abierto a la vez. Y por el otro lado, las vías del tren que pasan a 3 metros literales de la entrada del hotel. Sinceramente, después de un paseo por el pueblo y la emoción, dormí como un condenado.
Sí, amigos. Ellos también lo practican.

Madrugón importante para subir al Machu Picchu. Mi guía de la zona me acompañó en el minibus (se puede subir andando, 1 hora de camino) y se nos unen dos chicas de 17 años la mar de simpáticas que habían venido desde Lima como una especie de impulso, cogiendo los últimos trenes y sin dormir, sólo para ver aquello. Yo hubiera hecho lo mismo a su edad (y con otra edad también).

Vimos salir el sol y despejarse la neblina como si fuera una cortina que nos mostraba aquel espectáculo único. Este lugar es mágico. Pero he de poner la puntillita, como siempre. Sumamente interesante su modo de vida y de construcción. Constantemente repiten los guías lo avanzados que eran, en mi opinión NO. Creo que todo lo contrario. Lo que ellos sabían en astronomía, ya lo practicaban celtas, egipcios, griegos más de 5000 años antes que cualquier civilización americana. En mi humilde opinión, América ha sido una civilización increíblemente atrasada. Peor en el norte, donde aún en los años 1500 vivían en trippis y no sabían lo que era la construcción. Y los indígenas suramericanos aún no conocían algo tan básico como la rueda, cosa que se descubrió hacía miles y miles y miles de años en Europa. Que la cultura Inca, Maya, etc es interesante y maravillosa, eso sin dudarlo. ¿Avanzada? Si... claro... si sólo hubieran existido ellos en el planeta y ni aún así. Precisamente eso es lo increíble, el poder comprobar cómo el ser humanos evolucionó de manera tan diferente en las diferentes partes del mundo.
Vuelven a su tierra de orígen.


Habladurías aparte, este lugar es una maravilla. Lo recorrí dos veces e hice sendas excursiones, una para ver un puente en uno de los caminos de entrada a la ciudad, y otro para hacer el último tramo del llamado camino Inca. En este casi muero. Me advirtieron que eran 2 horas, 1 para subir y otra hora para bajar ¡pamplinas! En 30 minutos hice la subida. Sudé como cuando a Paquirrín le preguntan si quiere un trabajo y tuve que tumbarme a descansar, ¡creí que moría! (Recordar que a más de 2400m el oxígeno falta). Aquel lugar era llamado “La puerta del Sol” pero no conseguí encontrar el Kilómetro 0. Estando arriba, tumbado, con la ciudad inca del Machu Picchu a mis pies y sintiéndome un gran privilegiado, unos nubarrones ocultaron el cielo y el fuerte sonido de unos truenos me despertaron. Hasta aquello era único. El estruendo retumbaba por todas las montañas y lo hacía poderoso. Sensaciones únicas e irrepetibles en la vida.

Me paresió ver un lindo tresmillonespies.



Agotado bajé al pueblo a comer y a coger el tren de vuelta a Cusco. En el mismo, sólo resaltar un grupo de mexicanos donde la señora parecía una mala de telenovela, y otra pareja Salvadoreños que ella parecía la hermana de la mexicana. Animación en el tren por parte de la tripulación y todo sin problemas. Llegué a Cuzco dispuesto a entrar en coma profundo en la cama. Días como hoy no se olvidan (a no ser que tengas un Alzheimer galopante, claro).

Acabo el artí-culo con esta canción que según el locutor de los 40 Principales Castellón, lo petó en las Baleares allá por el verano de 1990.


domingo, 1 de diciembre de 2013

Titicaqueando. Historia de una huida nocturna y llegada a Cusco (que no Cuzco).


Comienzo el día para navegar en el lago Titicaca con un nuevo grupo de turistas que me acompañarán en el paseo como por ejemplo un amplio grupo de japonesas de la edad de María Teresa Campos que me confundieron con el chófer de la camioneta.

Puno es una pequeña localidad situada en el borde del lago a más altura of the world (y con el nombre más cachondo). Sigue la estela de un suburbio de Lima y carece de encanto arquitectónico, pero sigue teniendo ese olor peruano que lo hace diferente. En un ligero paseo la noche anterior, en una de las plazas, un cómico local hacía un show de monólogo delante de la gente parodiando a los turistas que vamos a visitarles. La gente parecía disfrutar.

Siguiendo con el tema. Me sentí afortunado cuando vi que no se cumplió la amenaza y el famoso peru-ano no apareció, a pesar que cambió una excursión para coincidir conmigo hoy. Creo que la Pachamama ha sido indulgente conmigo y me ha salvado. El barquito se introduce en el lago, donde nos explican que las aguas más cercanas al puerto están más contaminadas que el estómago de Jorge Javier Vázquez después de un Orgullo. La velocidad a la que se desplaza el barco es tan potente que pensé que moriríamos allí antes de llegar a ninguna parte. Mi teoría es que unos niños empujaban la barca.
La bandera de la región es un arcoiris de 7 colores. Creo que algo nos quieren decir en este barco.

Nos llevan a las islas flotantes de Uros, un interesantísimo lugar consistente en, como su nombre indica, una serie de islas artificiales creadas con una suerte de bambú que crece en el lago llamado Totora y que están paradas en el tiempo desde los años de pubertad de la Duquesa del Alba. Se han ido modernizando lentamente y hoy en día ya tienen gas butano y algunos energía solar. Las gentes hablan el dialecto Aimara y el español que les enseñan en el colegio. En cada isla vive una familia completa (hermanos, etc). Se dedican a la pesca y la artesanía para vender a los turistas, que son su único sustento. Nos hacen una demostración de su vida y costumbres. Los niños nos enseñan sus cabañitas donde duerme la familia al completo. Luego nos cantan una canciones típicas en Aimara (aún me acuerdo cómo se saluda: Sarakasi, pero me he olvidado cómo se responde...). Nos ofrecen un paseo en una de sus barcas hechas con la Totora y con botellas de plástico de cocacola, agua, etc... (hay que modernizarse tarde o temprano y a eso le llamo yo reciclaje).

Durante el mismo, comparto viaje con dos canandienses, dos alemanes y un argentino. El actual jefe de la tribu de la isla de Uros es el que maneja la barca ¡y descalzo! Ya descubrí quien maneja mi barca, quién, ka la deriva me lleva, quién.



El chico se llama Abraham y parece ser que le caí en gracia. No dejaba de preguntar por mi vida en las españas y me contaba (sin yo preguntarle) la suya en la isla. Que tenía 30 años, que el turismo había bajado mucho, que la pesca también, el cambio climático. Me preguntaba si tenía familia a lo que le respondí que por supuesto (hermanos, primos, et...). Cuando me dejaba un rato, le traducía al resto de acompañantes. Sobretodo las canadienses que parecían más interesadas.

Abraham se despidió de mi con un fuerte apretón de manos (cosa que no hizo con el resto de pasajeros) y continué tratando con las canadienses. Una de ellas fan de Españñña. Después de la isla de Uros, nos internamos mucho más en el lago, a la isla de Taquile, cuyo dialecto es el Quechua. Tiene hasta una plaza en la parte superior. Comemos en una pequeña casa hecha de adobe, en la terraza con las vistas al lago y a Bolivia (¡está a un paso!) Durante la comida hablamos de España, del camino de Santiago y del camino Inca con las canadienses, una pareja de estadounidenses y el chico argentino que decía que pronunciar la Z era mal y debíamos cambiarlo (ains... argentinos... no se ganan su fama de pedantes por nada). El menú incluida Trucha del lago y una sopa hecha con Quinoa, un cereal típico del Perú. Después de comer, hacemos un paseo por la isla hasta llegar a un embarcadero que podría ser perfectamente una cala de la parte de la tramontana mallorquina.


Oiiii qué linda ovejita con collar.
La vuelta en barca se las prometía tranquila y el resto de tarde también. Lo tenía libre para descansar y pasear. A lo lejos, a un lado del lago, unos rayos amenazaban lluvia y una llamada al móvil, movidas. Como conté anteriormente, Puno está en huelga (y con razón, por lo que me contó Abraham). Mucho debemos aprender de ellos, las huelgas son de verdad aquí. Así que mi agencia, y por seguridad, prefiere sacarnos de la ciudad esta noche para evitar males mayores al día siguiente. Corriendo llego al hotel sin poder despedirme del grupo de la ONU de esta excursión. Me llevan a la estación de autobuses. Me pierdo la excursión del día siguiente, pero le veo el lado positivo, ya que acusaba cansancio y creo que me vendrá muy bien descansar tranquilamente. El autobús es cómodo y tiene Wi-fi (pronunciado guaifai, que los únicos catetos que dicen güifi semos los españoles) pero no tiene acceso a internet. Cosa sumamente útil (nótese el tomo irónico).

Es la primera vez que veo españoles en todo el viaje. Detrás mio se sientan dos señoras castellanas. De esas mayores de 60 y pico años (o 50 mal llevados) que comentan todo lo que hacen. “Voy a sentarme aquí, así porque son muchas horas de viaje. Una vez viajé de Logroño hasta Alicante en autobús y tardó ¡7 horas!. Mira, me pongo esto por encima porque tengo un poco de frío ¿sabes?. Si dejas esto en la bolsa te irá mejor, mira, así, como lo tengo yo. Le doblo un poco y queda muy bien. Yo por las noches tengo un poco de frío, y me tapo así,..)

Para mi suerte durmieron prácticamente todo el viaje y hasta roncaron. Más suerte tuve que no las volví a ver. Llegamos a la ciudad de Chabelita, Cusco, bien entrada la madrugada y me acompañan al hotel. Pienso dormir hasta que me duelan los párpados. Y es que... ¡Los Ándes me esperan!

Dice la leyenda que si lees 3 veces esto en voz alta una noche de tormenta delante de un espejo, mueres atragantad con tu propia lengua.

miércoles, 27 de noviembre de 2013

De carreteras, cóndores, insultos, ofensas y convenciones de la ONU.



Nuevo día en Chivay. Hoy iré con el grupo de turistas ONU de ayer a un lugar llamado “Cruz del Cóndor” donde se les puede ver volar. Antes iremos parando por diferentes pueblos que existen a lo largo del cañón del Colca. Todos son de origen colonial español, por lo que su morfología es similar con su iglesia en la plaza cuadrada.

Durante el trayecto cruzamos un camino que según explica el guía, está hueco por dentro y se hunde constantemente, de hecho nos señala por dónde pasaba antes del último hundimiento. Nada alentador...

En el grupo ONU tenía un pequeño surtido de gentes. Un grupo de 4 brasileiros donde sólo una de ellos hablaba el español. Muy majos, por cierto. Luego la mamá mas gorda del Perú (con la que me tocó sentarme) y su hijo andrógino, ambos peruanos. La pareja pudiente de chilenos, ella es fanática de la serie Isabel y es pro-américa (todo lo que rodea este continente es lo mejor para ella).Una p areja de peruanos muy majos, sobretodo él, daba mucha conversación. Son trabajadores en Movistar. Un señor italiano ultracatólico con el que tuve un pequeño incidente que pasaré a relatar en breve. Y para acabar nuestro peculiar y gay armarizado peruanito. Muy contento se puso cuando el guía me cedió su sitio delante de la camioneta, por lo que íbamos sentados juntos.


Xuxa abriendo negocios turísticos. Será por nombres...

El viaje en carretera dio de sí, tanto de ida como de vuelta. En uno de los pueblos, entramos en una de esas iglesias coloniales totalmente restauradas y sin desperfectos después de los fuertes terremotos que azotan la zona. Eso si, las casas están que se caen. Ya se sabe cuáles son las prioridades cuando no hay dinero para todos. Dentro había un señor, imagino que es el que cuidaba aquel lugar y me saludó alegre y cortés. El italiano de mi grupo de la ONU me miró y me regañó diciendo que muy mal, que vaya falta de respeto. Sin entender qué pasaba me señala la cabeza. No me había quitado la gorra. ¿Se puede ser tan retrasado de ofenderse por una gorra de la que, ni al encargado le ha molestado? Está claro que al italianini de los h**** le retiré la palabra (y él a mi por lo que se ve). Un poco más y se genera un conflicto internacional. Ya me veía prestando declaración en Bruselas.

All the single ladies, aaaall the single ladies, put your hands up!

Como iba contando, el viaje en carretera fue entretenido. La misma está repleta de pequeños recuerdos en forma de cruces o minialtares por la gente que ha muerto en diferentes accidentes de tráfico. Y repito... re-ple-ta.

Una vez en la Cruz del Cóndor tuvimos suerte y pudimos verlos volando muy cerca de nuestras cabezas.

El viaje de vuelta trajo consigo una divertida conversación entre nuestro peru-ano y el conductor de la camioneta (mini-bus, pero aquí lo llaman así) sobre la homosexualidad. El peru-ano tenía muchas ganas de sacar ese tema hasta que lo consiguió. Hablábamos los tres de famosos que están en el armario pero que todos sabemos que lo son, Raphael, Miguel Bosé, Camilo Sesto... Aprovechando la coyuntura, pregunté cómo se veía la homosexualidad aquí. Parece que bien a juzgar por la forma de tratar este tema con el conductor. Nada de términos peyorativos o despectivos. Muy normal. Me decían que en principio no acababa de estar bien visto, pero si tenías algún familiar o amigo, la cosa cambiaba.

Al final la conversación derivó en insultos. Es decir, les pregunté qué insultos o maldiciones se decían en este país. Ahí fue cuando se pusieron a reír mucho porque sus tacos son... emmm... infantiles, así que les dí lecciones de cómo habla un español medio.

Para referirse coloquialmente al acto sexual, mientras nosotros vamos a follar, ellos van a cachar o brincar. (Todavía se reían más cuando me veían apuntar estas palabras en la libreta).

Un hostal de mala muerte donde la gente va a brincar se le llama “matadero”.

Cuando te enfrentas con alguien y le amenazas le dices “te voy a sacar la m” y huirá de puro miedo. (No se atrevían a usar la palabra “mierda”). Vamos, todo un compendio de malotes.

De nuevo, el peru-ano sacó su tema favorito y me preguntó qué mala palabra se usaba para referirse a los gays. Mientras que nosotros decimos “maricones” ellos dicen “cabritos” o peor y más ofensivo aún... “patos”.

No voy a describir la cara que pusieron cuando les dije una maldición típica española, algo así como “me cago en la puta madre que te parió, hijo la gran puta, como te pille te doy una ostia que te clavo en la pared”.

El tema homosexual volvió a salir durante la comida, y esta vez el peru-ano no tuvo nada que ver. Lo sacaron los chilenos con otros peruanos y de verdad, Germán se pondría contento, porque lo trataban como si fuera lo más natural del mundo.

El viaje continuó y se separaron nuestros caminos, ellos iban a Arequipa y yo en dirección contraria. Muy majos despidiéndose (menos el italiano) y deseándome buen viaje. Qué monos ellos.

En este país hay otro problema gordo además del problema con la medida del tiempo o el espacio. Y es que se pasa del calor al frío de una manera mas rápida que Rajoy cogiendo un sobre con la letra B. Puedes estar a 25º y sudando que cuando cae el sol llegas a los 0º tranquilamente. Así he acabado, acatarrado.

En mi viaje de 6 horas de bus directo al lago Titicaca resaltar que debido a una huelga de 3 días en la ciudad del lago (justo los 3 días que yo iba a pasar) se tuvo que buscar una ruta alternativa. Oye, que los autobuses de aquí son todo terreno. Nos metimos por caminos sin asfaltar y por poblados dejados de la mano de Yoda con unas zanjas que cabía el bus entero. Y todo eso con el conductor hablando por el móvil constantemente.

Mañana toca navegar por el río a mas altura del mundo. Si todo sale como él quería, me reencontraré con el peru-ano que cambió una excursión para intentar coincidir conmigo. En fin.

martes, 26 de noviembre de 2013

En Ariquitaun taun. Una gran urbe que parece un pueblo a los pies de los volcanes



 A una hora tan respetable como son las tres de la madrugada pasaba el transporte que me llevaría de nuevo al aeropuerto. No hacía ni 24 horas de mi llegada a Lima y ya la dejaba atrás. ¿Por qué extraña razón los vuelos salen tan tempranos aquí?

No lo sabré nunca, pero la tontería hace que aproveches el día, aunque al caer la tarde/noche acabes más muerto que vivo.


A rassss

El vuelo a ras de nubes con la salida de sol es una experiencia única. De fondo ya se vislumbra la cordillera de los Andes y poco a poco te acercas al destino y ves unos picos nevados. Son varios volcanes y sólo uno de ellos sigue en activo aunque ya no supone una amenaza grave. Sus nombres son divertidos, el Misti que es el más impresionante, el activo y que antes del calentamiento global tenía nieves perpetuas (ya no, pa que venga el h*** de p*** de Rajoy a hablarnos del subnormal de su primo), el volcán Chachani y el Pichu pichu. (pasivos los dos). En sus faldas, la ciudad de Arequipa, tierra de Mario Vargas Llosa. Una urbe de un millón de habitantes con sabor a pueblo peruano auténtico.

Toca un paseo obligatorio por la ciudad de edificios de sólo una altura. La zona es de constantes terremotos. Me cuentan que cada día hay 7 u 8, aunque la gran mayoría no se notan. Desde 2001 que no hay uno de considerables dimensiones. Desde luego, yo no aprecié más que el mareo del jet lag. Comí un helado típico de la zona llamado queso helado ariquipeño que no está hecho de queso, pero ellos son asín de guays. Visito un convento de clausura enorme que ahora sólo alberga a 30 monjitas, pero la historia es muy interesante. Parece Mos Easly, el puerto espacial de mala muerte de Star Wars, lo juro por Chewbacca.

Adivine cual es cual

En mi incursión gastronómica pruebo un rocoto relleno (vaya timo... en internet ponía que era otra cosa y resulta ser pimiento relleno de carne). Que no está mal, pero mi vista la tengo puesta en Cuy frito que por desgracia todavía no he probado. Cuy es el nombre que se le da aquí a los conejillos de indias... ñam ñam... se cocinan tan cual, el cuerpo entero, con cabeza incluida y espatarrao cual ligue de Paquirrín esperando la penetración de la exclusiva en el Sálvame. Ya caerá, ya ese Cuy.


Plaza España patrocinada por...


Al día siguiente me recogen y me uno a un pequeño grupo formado por brasileños, peruanos, chilenos, canadienses e italianos. Nos trasladan al pueblo de Chivay, según sus propias palabras, está muy cerca, a tan sólo 5 horas de coche (me temo que tienen un serio problema con las medidas, sobretodo del tiempo). Nadie sabe lo que son pasar esas horas sentado junto a la mujer con el culo más gordo de Perú. Me tuvo que tocar a mi, ni su hijo quería sentarse a su lado. Cruzamos una carretera que sube hasta los 5000 metros de altura rodeando varios volcanes. Un desierto de montañas donde el mal de alturas se nota mucho, sólo subir escalones y el pecho te duele, además de un dolor de cabeza persistente. Ya puedes tomar pastillas que nada. Incluso mastiqué hoja de coca y tomé un mate de coca. Uno de los volcanes que teníamos en frente, estaba en activo y soltando fumarolas sin cesar. A la llegada al pueblo, la comida fue interesante, conversando en italiano y brasileiro. Parecía una reunión de Naciones Unidas.


Esto es MIEDO.


Chivay es un auténtico poblado peruano situado en un valle entre volcanes extintos. Casas de piedra y adobe, calles sin asfaltar, y la gente con el atuendo típico. El sol pega fuerte. Después de comer, me dirijo con unos de mi grupo a bañarnos en aguas termales que calientan los volcanes (extintos, pero
cachondcalientes en su fuero interno). Allí hago trato con un peruano y una pareja de arquitectos chilenos muy pudientes.
Algo me dice que el peruano es de cáscara amarga y le caí en gracia (cuando se lo cuente a mi compañero de piso, Germán, me dirá que siempre le quito pretendientes sin ser yo nada de eso).

Para finalizar la jornada fuimos a pasear por el pueblo y tuve una sorpresa similar a la vivida con la Pantoja, y es que por las calles del pueblo sonaban Ricchi e Poverti.



Para cenar fuimos a una tipíca pizzería peruana de las de toda la vida donde hacían bailes típicos y tocaban canciones en directo muy de la zona. En uno de los bailes, el chico se travestía de mujer representando el novio que quería ir con su enamorada sin que los padres sospecharan llamado “”witiwiti”, y en otro se ponía una máscara en plan sadomaso y los dos se “peleaban” con unas hondas (tan mallorquinas ellas). Maravilloso. (El peruano no deja de querer de hacerse fotos conmigo... ¿en qué momento he de pensar realmente mal?)


Oioioiii ¡hasta dónde llegan los catalanes!

Hoy concluyo este relato de los dos días más tranquilos con una canción del peruano Gian Marco. Mañana toca ver cóndores en un cañón nada colorado y una clase de tacos e insultos peruanos.


sábado, 23 de noviembre de 2013

Me limo la lima en Lima, mientras lamo un lomo, es mi lema.... (Porfavor, que alguien me pare)


España huele a ajo. Así de golpe. Ah no, calla, que es la basura que hay en Madrid. Ya estaba por concederle a la Beckham el Nobel de olfateratura. El avión a Lima salió con algo de retraso desde Madrid. Sólo habían tres vuelos que salieran a las doce de la noche y se retrasa uno. En fin. This is Spain.

El vuelo dura como doce horas y pico. Me acompañó una señora peruana casada con un italiano y que iba a ver a la familia. Me contó su vida entera, pero era maja. 12 horas dan para mucho, pero procuras dormir un poco. Aún así tuvimos tiempo de vivir un "Harry Potter y el misterio del poncho perdido". Una viejita a mi lado me preguntaba que si había visto su poncho, que se había ido al baño, lo dejó en su asiento y desapareció. Mientras la ayudaba a buscarlo me mira y me acusa que recogí algo el suelo... ay... ayayay. Esto me huele a problema. La señora se convence pero comienza a pedir ayuda al resto de pasajeros y acusando a alguno. Al final me pide bajarle su maleta (que no era la suya) con el dueño de esa maleta mirando, los pasajeros conjeturando, todos pendientes del poncho. Localizo su maleta y oh... el poncho está en ella. Risas, alivio y nos miramos todos. Una hora después la mujer volvía a reclamar el poncho que no había sacado de la maleta. Al finalizar el vuelo y sentadita decía que no encontraba sus otras dos maletas que había facturado. (…)

Peruanos que viven al límite de la ley o donde leen NO uses ellos interpretan "Festival bocinero".
Más tarde de lo previsto aterrizo, y cual Francisco Pizarro me dispongo a visitar la ciudad. Lima no es una ciudad con una gran personalidad. Podrías estar en México o cualquier otro lugar de Sudamérica, pero tiene su encanto evidentemente. Lo primero que te encuentras es con el terrible tráfico, típico en este tipo de lugares (Nápoles, países árabes...). Si ya lo habías visto antes, no pasas miedo. Dentro del gran desorden y desobediencia a señales de tráfico, no se producen accidentes así como así. Aunque tienen la mano muuu floja y le dan al claxon que da gusto, hasta para señalizar maniobras. Hay policías en los cruces en sus casetas, como antaño. Curioso que son clara mayoría mujeres. Aunque no sé si ponerlo en plural. Todas son iguales, por lo que he desarrollado la teoría de que son la misma que va corriendo de puesto en puesto. Pero la mujer también está presente en las obras públicas. Algo impensable para nosotros y ellas aquí no se les caen los anillo por hacer el trabajo sucio y pesado de los obreros.

Qué intensos son... esa calavera con cara maligna ya te da miedo, terror y pavor.
En fin. Mi Tour por la ciudad comienza en un autobús con la Pantoja sonando de fondo ¡Olei! No era mi idea de música peruana que me podía esperar. Qué influencia tiene la mujer. Me la imagino de concierto por aquí con un sonoro “de repente no me vais a grabar más”. ("De repente"... este par de palabras lo sueltan cada vez que abren la boca).





Algo que me llama la atención a la par que me asusta un poco, es que ya son varias las personas que me indican que vaya con cuidado y no me mueva alegremente por la ciudad. Mucha inseguridad ciudadana. Que no vaya enseñando mis atributos camarísticos y que agarre bien la mochila en la mano. También me recomiendan que evite pagar con tarjeta a no ser que tengan datafono o yo pueda ver en todo momento lo que hacen. Cagao un poco me aventuro aún así por la ciudad, aunque en zona buena. Dudo si en mis ansias de callejear me metí por zona “mala”, pero yo lo veo todo igual por aquí.

La ciudad tiene pocos edificios monumentales, pero esos pocos son preciosos. Recuerdos de espein por todo hacen que no olvides que tus antepasados masacraron estas y otras tierras y dudas de si todavía te guardarán rencor por ello (seguro que alguno que otro sí...).

Después de una visita por el centro histórico, con el museo arqueológico situado en el antiguo banco de la ciudad, con su cámara acorazada incluida, acabo la visita en el Convento de San Francisco. Sin duda alguna, lo mejor. Para mi desgracia no pude realizar fotos, estaba terminantemente prohibido y por una vez me porté bien (no es mi estilo, soy especialista en sacar mi cámara donde no toca y a escondidas). Un convento estilo colonial que conserva una biblioteca de ensueño (espero que mi mente también la conserve) y unas interesantísimas catacumbas llenitas de huesos.

La verdad es que la cámara de fotos es importante tenerla encendida y lista para actuar porque hay muchos detalles dignos de museo... museo de lo curioso. Pongo unos ejemplos, pero reseñar que no llegué para fotografiar la tienda “Chunga” (ese era su nombre), la portada del diario “La Razón” (nada que ver con la española) y sobretodo un cartel en la entrada a un edificio municipal que decía “Si lleva armas, comuníquelo”). Y se quedan tan pachos...

Google se inspiró en estas papeleras que pululan por toda la ciudad. No hay duda.

El ángel del norte dispuesto a ayudarte. Y ahora mismo me he percatado del otro cartel de abajo.

Creo que no se refieren a la tranca que nosotros... emmm...

ola, quiere toalla o ke ase?


Titulares explosivos. Esto SÍ es periodismo de calidad.


Mañana (muy) temprano (a las 3 in the morning) agarro avión para viajar a Arequipa. Un pueblo en medio de los Andes. Ahí será cuando conozca por fin el verdadero Perú.



Como recomendación musical, esta canción de Shakira con ritmos peruanos andinos. ¡Me siento afortunado realmente!



miércoles, 20 de noviembre de 2013

Puro Perú, pero pera piro puré... paro ya.




Saluditos de nuevo a todos/as/es.


Estoy preparándome para el viaje que relataré desde estas páginas mías, vuestras, de Obama. El destino escogido será Perúlandia.

Voy a viajar solo, como suelo acostumbrar. Por espacio de dos semanas, recorreré el país desde el (prácticamente) nivel del mar de Lima, hasta los 2400 metros del Machu Picchu. Degustaré su gastronomía, desde el
Big MacPollo a la brasa hasta el Rocoto relleno.

Pero tampoco me olvidaré de su maravillosa cultura. Sus grandes estrellas musicales. ¿Qué país puede presumir de tener a Wendy Sulca, Delfín hasta el fin o la maravillosa Tigresa del Oriente? Ninguno.

Si hacéis una búsqueda por YouTube encontraréis grandes exitazos musicales como “Cerveza, cerveza”, “Niño Manuelito” o este gran rompepistas que unió a estos artristas “En tus tierras bailaré”. No hay parangón.


De todos modos mi ídolo a seguir en este viaje será Tintín, que viajó a Perú buscando a su amigo Tornasol y casi le sacrifican por virg inocentón. Ojalá pudiera vivir aunque fuera una pequeña parte de sus aventuras en el país andino, aunque no creo. Voy demasiado a lo seguro y será como montarse en una montaña rusa, vamos, que parece chungo pero no pasa nada ni te sales de los raíles.

Prometo sacar mala leche y el lado gracioso y simpático de los peru-anos y ese país que promete mil maravillas y sensaciones únicas.

Me quedo con esta canción que resonaba en mi cabeza inconscientemente cuando me estaba planteando qué destino escoger para viajar.



Perú... ¡Allá voy!