miércoles, 4 de diciembre de 2013

El fiinaaal del verano (en realidad aquí empieza ahorita).



Último relato de lo acontecido en este pequeño viaje por la américas. Y es que después del bombazo del Machu Picchu faltaba la guinda. Sobrevolar las líneas de Nazca.
La jornada del día después amaneció con una reanimación cardio-pulmonar después de subir a la “montaña vieja”. Mi guía personal del día me llevó a dar un paseo andando por el pueblo de la bandera del arco iris, Cusco (no confundir con la bandera LGTB (bandera Gay de toda la vida, pero ahora si la llamas así ofendes a algún pedante)). Aún recuerdo las palabras de mi guía cuando le pregunté por esa bandera y me dijo riendo que los Incas no eran gays. (Qué láaaaaastima). El paseo incluía relatos de su historia, visitas a los restos incas y los destrozos de los mie***s católicos, visitas por museos y catedrales. Y es que desde la plaza de armas (plaza central del pueblo) a simple vista se ven hasta 7 grandes iglesias. (Toma ya). El mercado fue llamativo. Vaya pedazo de zanahorias, papayas y calabazas peruanas que tienen aquí. Miles de variedades de patatas y de choclos. Cusco está viva. Hay gente por todos lados y a todas horas. Es pobre pero alegre, es tradición pero moderna.



Le pregunto al guía que si existe algún sentimiento anti-español. Él me dice que hay de todo. Que la gente que lo tiene es por pura ignorancia, ya que todas las conquistas a lo largo de la historia han sido similares. Claro que no me lo creo mucho, me dio la sensación que usó su parte racional y evitó darme su opinión subjetiva por no ofender.
Este no es el caso, pero parece mentira que aún haya gente que más de 500 años después, aún no ha superado y culpa a los españoles actuales de una conquista. Efectivamente, en la historia de la humanidad todas las conquistas han sido violentas, desde las romanas, hasta la de Jaime I de Aragón. Esa misma gente obvia el hecho de que varias civilizaciones apoyaron a los españoles al ser enemigos de los Incas (Oh! Si, los pobres y masacrados incas también conquistaban, arrasaban y mataban a otras civilizaciones!). El oro y la plata no tenía valor alguno para los indígenas, ya que no comerciaban con ellos. Pero nos siguen culpando como si algún español tuviera aún familia viva que acometiera la conquista. Qué mala fue que les devastó, pero no se quejan cuando les conviene. Sudamérica es de las regiones más católicas y creyentes. Y esa imposición monoteísta española no parece molestarles en absoluto. Tampoco les molesta que si no llega a ser por esas conquistas aún seguirían con un retraso social y tecnológico de casi 5000 años respecto al resto del mundo, sin móviles, coches, casas y matándose a palos. Y menos aún, no piensan que tras la llegada de los británicos a la parte norte del continente ellos sí devastaron prácticamente a todos los indígenas, retratándoles como personas malas y humillándoles aún a día de hoy a vivir en pequeñas reservas.

(K'agusto m'he quedao).



De todos modos, las gentes con las que he tratado se han portado muy bien, han sido atentas, educadas y muy respetuosas. Esta gente sí sabe lo que es trabajar para el turismo. Ya les podrían dar una lección a mis compatriotas.

Al día siguiente me levanto temprano para coger un avión de vuelta a la ciudad de Kiko Ledgard (semilla del Un, Dos, Tres) y de aquí a coger un autobús para ir a Nazca. Un día completo viajando. Durante el trayecto pegado a la costa peruana todo son grandes dunas y desierto que ya quisiera el Arenal o Magalluf para sí. A Bauzà se le pondrían los ojos como platos construyendo cientos, miles de megahoteles y llenándose los bolsillos.



Mi guía para la población de Nazca vuelve a ser uno de esos peculiares personajes que me he encontrado a lo largo del viaje. Un señor (muy) mayor y muy cachondo igualito que el señor de la peli UP! Pero en delgado. Decía que había estado en Sevilla y que de allí aprendió a no parar de soltar tacos (lo corroboro). Conduciendo también es la leche. Al día siguiente me llevó al aeropuerto y por la zona todos le conocen y le saludan.
Me subo a la avioneta donde soy (de nuevo) el único español. Todo mi grupo son japoneses más emocionados que Rajoy en una sauna gay. No paran de hacerse fotos y reír a carcajada limpia (Algo que cambió radicalmente al empezar el vuelo...) La avioneta nos lleva a dar vueltas por la impresionante pampa donde están los geoglifos de Nazca. Las misteriosas líneas, poliedros, figuras son tan indescriptibles como su función real. Ballenas, monos, perros, hasta personas. Todo cruzado por largas y rectas lineas. Una maravilla de la UNESCO que (atención, otro gran tirón de orejas) el país no tiene ni idea de cómo conservar. Ya en su día construyeron una carretera que cruza sin miramientos este lugar. Cierto es que aún no se había descubierto las líneas y no tienen culpa, pero se destrozaron sin querer varias figuras y los camiones de gran tonelaje no dudan en pisar si necesitan salir de la carretera hoy en día (aquí son así... se salen por la tangente felizmente). Pero el atentado contra la cultura no acaba ahí. Una empresa de extracción se dedica a entrar con grandes camiones y ya han destrozado otras figuras (leer aquí). En fin... que no aprendemos ni avanzamos.

El paseo en avioneta es sumamente mareante. Los japos (como contaba) ya estaban más en silencio que en un funeral. Después fue cuando me enteré que los accidentes mortales de aviación son bastante comunes... aunque es verdad que en la agencia me pusieron en la compañía con la avioneta más moderna y nueva que había (de sólo 6 meses). Simplemente es mirar bien la compañía aérea.

Este fue el fin de mi viaje. Escribo esto montado de nuevo en el bus camino a Lima y mañana temprano a la madre patria. Echaré de menos las botellas de coca-cola de 3 litros, Las Inka-cola, las canciones folklóricas donde soltar gallos es lo correcto, los nombres de locales (no pude sacarle foto, aquí está prohibido guardar la cámara, pero doy fe que existe el “Bar Chelona” con una foto de una tía pechugona con la camiseta del Barça), la publicidad con modelos europeos dirigidas a la población mestiza, los programas de televisión donde las presentadoras son modelos blancas y el público parece sacado de un suburbio pobre de ciudad, las Chifas (mezcla de restaurante chino y peruano), los nombres extraños, los pueblos detenidos en el tiempo, las grandes alturas, los volcanes, la coca... tanta cosas...

El viaje de vuelta siempre es lo peor de todo. Se hará largo y duro. Perú es otro de esos destinos que vale la pena visitar y descubrir sin pensarlo dos veces.

Me despido con este villancico de la región de Chachapoyas. Repito... CHACHAPOYAS. (¿Cómo no se va a echar de menos estas cosas!!?)


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