miércoles, 27 de noviembre de 2013

De carreteras, cóndores, insultos, ofensas y convenciones de la ONU.



Nuevo día en Chivay. Hoy iré con el grupo de turistas ONU de ayer a un lugar llamado “Cruz del Cóndor” donde se les puede ver volar. Antes iremos parando por diferentes pueblos que existen a lo largo del cañón del Colca. Todos son de origen colonial español, por lo que su morfología es similar con su iglesia en la plaza cuadrada.

Durante el trayecto cruzamos un camino que según explica el guía, está hueco por dentro y se hunde constantemente, de hecho nos señala por dónde pasaba antes del último hundimiento. Nada alentador...

En el grupo ONU tenía un pequeño surtido de gentes. Un grupo de 4 brasileiros donde sólo una de ellos hablaba el español. Muy majos, por cierto. Luego la mamá mas gorda del Perú (con la que me tocó sentarme) y su hijo andrógino, ambos peruanos. La pareja pudiente de chilenos, ella es fanática de la serie Isabel y es pro-américa (todo lo que rodea este continente es lo mejor para ella).Una p areja de peruanos muy majos, sobretodo él, daba mucha conversación. Son trabajadores en Movistar. Un señor italiano ultracatólico con el que tuve un pequeño incidente que pasaré a relatar en breve. Y para acabar nuestro peculiar y gay armarizado peruanito. Muy contento se puso cuando el guía me cedió su sitio delante de la camioneta, por lo que íbamos sentados juntos.


Xuxa abriendo negocios turísticos. Será por nombres...

El viaje en carretera dio de sí, tanto de ida como de vuelta. En uno de los pueblos, entramos en una de esas iglesias coloniales totalmente restauradas y sin desperfectos después de los fuertes terremotos que azotan la zona. Eso si, las casas están que se caen. Ya se sabe cuáles son las prioridades cuando no hay dinero para todos. Dentro había un señor, imagino que es el que cuidaba aquel lugar y me saludó alegre y cortés. El italiano de mi grupo de la ONU me miró y me regañó diciendo que muy mal, que vaya falta de respeto. Sin entender qué pasaba me señala la cabeza. No me había quitado la gorra. ¿Se puede ser tan retrasado de ofenderse por una gorra de la que, ni al encargado le ha molestado? Está claro que al italianini de los h**** le retiré la palabra (y él a mi por lo que se ve). Un poco más y se genera un conflicto internacional. Ya me veía prestando declaración en Bruselas.

All the single ladies, aaaall the single ladies, put your hands up!

Como iba contando, el viaje en carretera fue entretenido. La misma está repleta de pequeños recuerdos en forma de cruces o minialtares por la gente que ha muerto en diferentes accidentes de tráfico. Y repito... re-ple-ta.

Una vez en la Cruz del Cóndor tuvimos suerte y pudimos verlos volando muy cerca de nuestras cabezas.

El viaje de vuelta trajo consigo una divertida conversación entre nuestro peru-ano y el conductor de la camioneta (mini-bus, pero aquí lo llaman así) sobre la homosexualidad. El peru-ano tenía muchas ganas de sacar ese tema hasta que lo consiguió. Hablábamos los tres de famosos que están en el armario pero que todos sabemos que lo son, Raphael, Miguel Bosé, Camilo Sesto... Aprovechando la coyuntura, pregunté cómo se veía la homosexualidad aquí. Parece que bien a juzgar por la forma de tratar este tema con el conductor. Nada de términos peyorativos o despectivos. Muy normal. Me decían que en principio no acababa de estar bien visto, pero si tenías algún familiar o amigo, la cosa cambiaba.

Al final la conversación derivó en insultos. Es decir, les pregunté qué insultos o maldiciones se decían en este país. Ahí fue cuando se pusieron a reír mucho porque sus tacos son... emmm... infantiles, así que les dí lecciones de cómo habla un español medio.

Para referirse coloquialmente al acto sexual, mientras nosotros vamos a follar, ellos van a cachar o brincar. (Todavía se reían más cuando me veían apuntar estas palabras en la libreta).

Un hostal de mala muerte donde la gente va a brincar se le llama “matadero”.

Cuando te enfrentas con alguien y le amenazas le dices “te voy a sacar la m” y huirá de puro miedo. (No se atrevían a usar la palabra “mierda”). Vamos, todo un compendio de malotes.

De nuevo, el peru-ano sacó su tema favorito y me preguntó qué mala palabra se usaba para referirse a los gays. Mientras que nosotros decimos “maricones” ellos dicen “cabritos” o peor y más ofensivo aún... “patos”.

No voy a describir la cara que pusieron cuando les dije una maldición típica española, algo así como “me cago en la puta madre que te parió, hijo la gran puta, como te pille te doy una ostia que te clavo en la pared”.

El tema homosexual volvió a salir durante la comida, y esta vez el peru-ano no tuvo nada que ver. Lo sacaron los chilenos con otros peruanos y de verdad, Germán se pondría contento, porque lo trataban como si fuera lo más natural del mundo.

El viaje continuó y se separaron nuestros caminos, ellos iban a Arequipa y yo en dirección contraria. Muy majos despidiéndose (menos el italiano) y deseándome buen viaje. Qué monos ellos.

En este país hay otro problema gordo además del problema con la medida del tiempo o el espacio. Y es que se pasa del calor al frío de una manera mas rápida que Rajoy cogiendo un sobre con la letra B. Puedes estar a 25º y sudando que cuando cae el sol llegas a los 0º tranquilamente. Así he acabado, acatarrado.

En mi viaje de 6 horas de bus directo al lago Titicaca resaltar que debido a una huelga de 3 días en la ciudad del lago (justo los 3 días que yo iba a pasar) se tuvo que buscar una ruta alternativa. Oye, que los autobuses de aquí son todo terreno. Nos metimos por caminos sin asfaltar y por poblados dejados de la mano de Yoda con unas zanjas que cabía el bus entero. Y todo eso con el conductor hablando por el móvil constantemente.

Mañana toca navegar por el río a mas altura del mundo. Si todo sale como él quería, me reencontraré con el peru-ano que cambió una excursión para intentar coincidir conmigo. En fin.

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