jueves, 13 de enero de 2011

Ciudad ganada... ¿o me ha ganado ella a mi?

Puerta de entrada al campo de concentración
Mi siguiente visita fue al Sachsenhausen, un campo de concentración situado en las cercanías de Berlín. Por internet vi que recomendaban una empresa de guías, barata, buena y con un guía también bonito (ejem...) y como me han pedido que les haga publicidad, pues la hago: www.cultourberlin.com.
Me quedé muuuy contento con la visita. Todo bien explicadito y duró bastante. Me resultó muy difícil no reírme y sacar el humor de algún lado. Reírme en el buen sentido, me gusta sacarle el humor a los temas tan serios. Pero el guía vivía las explicaciones y el resto del grupo tenían caras de horror cuando les explicaban cómo hacía las SS para mantener a raya a los prisioneros.


Alambrado electrificado... aquí alguno se suicidó.
La gente que venía a hacer el tour eran muy majos. Y el guía también. Nos volvimos juntos a Berlín mientras los demás se quedaban en diferentes paradas del tren en el que íbamos de vuelta. Al final, sin haberme planificado nada lo que debía visitar después del campo, decidí ir al Museo de la Técnica Alemana, y le pregunté al guía que dónde estaba (me había dejado las indicaciones en el hotel... esta ciudad me despista del todo), y me mandó a tomar por saco, pero allí no estaba ese museo... así que volví al hotel dando un paseo por la ciudad. Así que ese día yo le metí un gol por la mañana a Berlín, pero la tarde la tiré del todo a la basura por el detalle de no saber qué hacer, así que me metió un gol a mi. Empate por hoy.

Por la noche, varias razones de peso hicieron que me animara a salir del hotel e ir a visitar una zona de ambiente. La primera razón era que tenía hambre y necesitaba ir a comprar comida. La segunda, que tenía un billete de metro válido para todo el día, y la última, que la zona de ambiente estaba en mi misma calle y yo sin darme cuenta.

Fui a cenar a un maravilloso barrio lleno de chicas guapas y vestidas muy provocativas. Debo estar con el guapo subido porque todas me decían algo y alguna hasta me lanzó un beso. Ains... tengo gancho. Si no fuera porque no entendía lo que me decían, seguro que me hubiera ligado a más de una.

Llegué a la zona de pubs (al principio de la misma calle de mi hotel...) y me colé en el primero que vi. ¡¡Estaba genial!! La música era divertida, pusieron hasta el “Suavemente” de Elvis Crespo y a Jennifer Rush con la versión en inglés del “Si tu eeeres mi hoooombreeee”. Además el local estaba muy chulo y lo mejor... ¡¡había hombresss interesanteeees!! Algunos tenían pinta de seres normales alejados de modas de modernas y locas. Pero lo mejor de lo mejor era que (Atención Miguel Ángel, esto va por ti también) ¡mi poder de invisibilidad no funciona en germanalandia! Me miraban! Y no uno, si no varios! Hasta alguno atracativo me miró, y no era una mirada de desprecio como es habitual en los locales mallorquines.

Al final me fui después de casi una hora escuchando la música y observando el ambiente, aquí no hay ley antitabaco (Oleeee espanieeen, mejor que los kartofen en algooo) y mi ropa huele poderosamente mal. Y no tengo mucho más para ponerme... ains... me temo que voy a oler a tabaco el resto del viaje!

Veremos a la próxima si puedo oponer defensa al ferviente ataque de la ciudad....

Y hoy, mi último día en la ciudad, consigo cogerle el pulso, el tono y lo que haga falta. Por fin controlo la situación y me desenvuelvo con soltura. Tenía toda la mañana para visitar cosas sueltas pendientes, y a pesar de que eran muchísimas, me decanto por el arte. Empecé por el East side Gallery, que es el trozo de muro más largo que se conserva, con sus grafittis originales, si bien se han restaurado... y le quitan todo lo que podía tener de interesante, ya que lo suyo era imaginarse cómo eran las cosas en su momento. Pero bueno, supongo que con los años, la pintura de los grafittis se diluye mucho.

Luego fui al Palacio de las lágrimas. Como no, en obras. Respiro hondo, y sigo caminando. Mi próximo punto era la casa okupa más famosa de Berlín, Tacheles. Impresionante. Al principio te acojona entrar... parece lo peor de Son Gotleu, Son Banya, el Bronx y Sálvame juntos. Un edificio en semi-ruinas, con graffitis por todo, hasta en los barrotes, con ventanas tapadas con maderas... pero es la galería de arte más increíble que he visto. Subes hacia el tercer o cuarto piso y puedes ver los estudios de los artistas y cómo trabajan. En el patio inferior hay esculturas y coches abandonados y artisteados.

De allí hice un par de visitas más... y luego al aeropuerto. Por fin le había ganado a la ciudad. Al final me voy con buen sabor de boca y ganas de quedarme más tiempo. Hay mucho por ver, pero muchísimo. Así que, como dijo (entre otros) Schwarzenegger... “Volveré”.

Berlín tiene, entre otras muchas, algo curioso. Como una manía o una obsesión con los Toilettes... y es que no hay!! En la estación central de trenes más grande de Europa, sólo hay un aseo... lo mismo con los centros comerciales, que sólo tienen uno por grandes que sean. En los restaurantes, alguno hay sin aseos... ¿¿Qué les pasa?? ¿Tuvieron problemas en la época nazi y por eso no hay en ningún lado? ¿Hitler se escondía en el water dispuesto a atacar?
Si es que hasta el Aeropuerto principal tiene el peor baño de Berlín... pequeño, muy maloliente y sucio... ¡y eso en un aeropuerto! Que por cierto, muy, pero que muy cutre... y pretende ser el único de Berlín, donde van a cerrar los otros dos aeropuertos que tienen...

Y para finalizar... me encuentro ahora mismo en Bruselas. No he visto nada, ha sido llegar, localizar el hotel (me ha costado) y tumbarme en la cama. Pero es todo tan... tan... años 60-70... Y con “todo” me refiero únicamente a las estaciones de tren, sobretodo la central, a los carteles, a los azulejos. Y también me ha sorprendido la cantidad de vagabundos que hay! Menos mal que mi catalán me protege, uno me ha intentando contar la historia de su vida y le he dejado con un palmo de narices...

¡A ver si puedo con esta ciudad!

1 comentario :

  1. Me alegro que te gustará hoy más!!!Berlín es increible aunque cuesta cojerle el punto, suerte por la ciudad sin ley!

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